
En esta nueva ocasión entrevistamos a la fotógrafa catalana Isa Egea, a la cual sigo desde hace años. Al principio me atrajeron sus maravillosos retratos, y poco a poco fui conociendo el resto y me sedujo con sus paisajes oníricos. Creo que estamos delante de una artista visual, cuyas herramientas pueden ir desde técnicas más tradicionales como pueden ser las cianotipias, a las más avanzadas como la inteligencia artificial. Lo suyo es valerse de cualquier herramienta, para sugerir, mostrar y expresar lo que siente.
El hoy continuo:

«Me llamo Isa Egea Vera, y nací hace 64 años en Hospitalet del Llobregat, Barcelona, donde resido nuevamente después de haber vivido en diferentes lugares.
Cuando era pequeña nunca pedí juguetes a los reyes magos, solo lápices de colores. Cada año un estuche mayor.
Estudié bellas artes en la escuela Massana con especialidad en pintura, teatro en la escuela de Nancy Tuñón así como diversos cursos de retoque de imagen digital y audiovisuales.
Mi actividad profesional, tanto en el terreno artístico como en cualquier otro ha sido de lo más variopinta y enriquecedora.»
¿Cómo llegó a tí la fotografía?
La fotografía llego a mí aparte de como una asignatura en la escuela, como soporte de otras disciplinas artísticas. De un viaje a la Patagonia traje muchas fotos de glaciares y hielo. Sustituí las etiquetas de cientos de botellas de agua, por estas fotografías creando una escultura iluminada en la base con forma de menhir (no se si me explico bien, ahí dejo lo imaginación al lector).
De ese trabajo surgió una residencia artística en Oporto, donde después de fotografiar sus calles durante un mes las presenté a modo de «stop motion», proyectada en una pared, además de una foto-instalación sobre la pobreza, todo ello se expuso en la galería Ideas Emergentes.
De ahí surgió otro trabajo de foto-instalación en la fuente de la plaza del ayuntamiento de Hospitalet, durante el festival ”Per amor a l’hart”, sobre el agua y en gran formato.

Todo ello paralelamente a mi continuo trabajo pictórico, o de otros índoles muy vinculados con lo efímero, como pintar en bloques de hormigón en el mar de la Barceloneta, cuadros de animales dispersos por parques, esculturas de pájaros en cartón piedra en ramas de árboles, obras de teatro en calidad de directora donde usaba el video como escenografía, y bien un largo etcétera, que he ido dejando por el camino, así tan alegremente y en diferentes lugares geográficos; hasta abandonar los pinceles.
¿Qué significa, entonces para ti hoy la fotografía?

Todo ello ha influido a la fotógrafa que soy ahora, autodidacta, solitaria y ecléctica, después de hacer mucha foto social, callejera, muchísimos retratos, bodas, foto producto, modelos etc. y después un gran ¡basta!, ha sido cuando verdaderamente la fotografía, la imagen, se ha apoderado de mí, y en ese momento se ha convertido en mi máximo vehículo de expresión.
¿Qué tipo de fotografía haces?

He hecho de todo tipo de fotografía, y sobre todo mucho retrato: en muchas ocasiones han colaborado conmigo personas que han entendido mis ideas y se han prestado a representarlas.
Trabajo de una forma impulsiva e intuitiva. Existen dos momentos uno de producción y otro de postproducción, en el primero utilizo más la cabeza que en el segundo y me dejo llevar hasta cuando es la propia imagen la que me dice que ya está, que la deje tranquila.
Suelo usar texturas tanto si trabajo en blanco y negro como en color.
Algunas de las fotos las revelo haciendo cianotipias, normales o tonificadas con tés y cafés para lograr diferentes tonalidades, el tema son mayoritariamente peces y medusas, aunque también algún retrato.


Para ordenar un poco mi gran productividad voy haciendo álbumes físicos de 15 x 15 con formato y maquetados en forma de libros ( Humo en mi corazón, Destrozos, Falsas polaroids, Instantes ausentes…), sin más pretensión que saber qué historia quería contar con ese tipo de fotos. Se pueden ver algunos esbozos en las publicaciones fijadas en mi caótico Instagram.
Humo en mi corazón:


Destrozos:



Soy curiosa, me gusta experimentar con técnicas y herramientas diferentes. La última ha sido crear imágenes con Inteligencia artificial. Me he servido de ella para expresar, un dolor personal y no tan personal como es el cáncer de mama, las consecuencias de la quimioterapia y de ahí mi serie de “Mujeres sin pelo”, ha sido una forma de desahogarme sin necesitar ninguna modelo.
No tengo proyectos conscientes, yo cada día hago algo. Eso es lo que necesito, “hacer” cada día.
Me interesa el hoy, un hoy continuo.
¿Cuáles son tus referentes?
No tengo referentes de fotógrafos, los tuve de pintores, pero si he de decir uno, me encanta Saul Leiter, el adorable cascarrabias.

¿Y tus objetivos? ¿Qué buscas?
En la fotografía no busco nada, más bien encuentro, encuentro vértigo, pasión y consuelo; encuentro la manera de expresar mis sentimientos y mi sensibilidad tan turbulenta y tímida.
Paisajes inventados
Me gusta crear paisajes, mezclar árboles, mares, cielos, personas. Utilizo dobles exposiciones directamente con la cámara y con algún retoque posterior, los llamo “Paisajes inventados“ supongo que de una manera u otra estoy hablando del cambio climático, sí, porque en algunas, las he hecho con intención. Tengo muchos, así que volveré hacer “mis libritos”.












