
Conocí a Jorge Lens hace relativamente poco, en una conferencia de Alberte Pereira en A Coruña. Y la verdad, cuando me dijo que hacía foto de calle y era de Vigo, me extrañó no conocerle, así que a partir de entonces empecé a seguirle. Su fotografía urbana es sencilla, sin estridencias, sin conceptualismos, dinámica, colorida, y humanista, de la que a mi me engancha. Sus fotos siempre me cuentan historias, sus personajes me atraen y voy recorriendo la escena, descubriendo más cosas.
Además, tiene un largo recorrido fotográfico.
¡Vamos a conocerle!
¿Cual es el origen?
Comencé en la fotografía hace ya muchas fotos.
Me encantaría tener una épica, un acontecimiento especialmente brillante para contar el inicio de algo que me ha acompañado desde la adolescencia más temprana, pero realmente no hay ningún episodio clave que fuese decisivo. Si me pongo las gafas de ver atrás, creo que fueron varias las causas que confluyeron para que la fotografía empezase para siempre a formar parte de mi vida: la colección de postales que había en casa con la que jugaba a clasificarlas, una Voitglander telemétrica que apareció por casa de mis padres y, sobre todo, que aquel niño tímido necesitaba canalizar de algún modo sus ganas de contar cosas de una forma callada.
¿Qué significa para ti la fotografía?

Ahora mismo, sin lugar a dudas, la fotografía es uno de los motores que hace girar mi vida. Podría decir que es la excusa para que mi vida sea mucho más rica, pero es que realmente es la vida misma. No concibo un viaje sin una cámara encima, aunque ese viaje sea bajar a comprar el pan o tirar la basura. La fotografía te acerca a personas, a lugares o a experiencias que de otra forma nunca llegarías… es, por decirlo de otro modo, la facilitadora de una vida mucho más plena.
¿Qué tipo de fotografía haces?

Me considero un fotógrafo clásico, amante de la fotografía documental, si es que aún se puede hablar de ella.
Dentro de este campo, me encanta el paisaje intervenido, la huella del hombre sobre el territorio, especialmente si ese rastro tiene un componente asombroso o surrealista. Desde hace unos años, sin abandonar ese tipo de paisaje especial, es en la ciudad el lugar donde me siento más cómodo y donde más estímulos recibo. Me encantan las calles vivas, las vibrantes y también las solitarias, pero sobre todo las auténticas. Creo que nunca me he sentido tan privilegiado como cuando en medio de la capital de El Salvador, rodeado de infinitos puestos callejeros, voces de vendedores y aquellos olores que lo impregnaban todo, me paré un momento y me sentí el único extraño en aquella ciudad donde todo era de verdad y nada estaba hecho para el turista o el viajero. En aquel enjambre de gente encontré mi momento de paz, como si estuviese ante el paisaje natural más maravilloso.
Suelen decirme que mis fotos transmiten cierta melancolía o soledad. Me encanta la sensación de deterioro que a veces producen las ciudades muy vividas, los espacios abandonados o las texturas acentuadas, pero en general, me encanta cuando una imagen es capaz de condensar una historia.
Cuando alguna vez me han dicho: ¡tío, es que esa foto parece un fotograma de una película!, siento que entorno los ojos, esbozo una sonrisa y me salta un brillo en el diente en forma de filtro de estrella 😉
Tus referentes
Indeciso como soy, mis referentes fotográficos circularon por los sitios más insospechados. Lo cierto es que siempre me acerqué a cualquier tipo de fotografía e intentaba ver o leer todo lo que caía entre mis manos, por muy ajeno que fuese a lo que a mí más me interesaba.
No cabe duda que la Fotobienal de Vigo fue, en aquellos primeros años, un auténtico escaparate mundial de la fotografía que acercaba a la ciudad fotos y fotógrafos a los que, de otra forma, era muy difícil llegar. Todos ellos y ellas me ayudaron a ir perfilando mis intereses en el campo de la fotografía.
Al margen de algunos nombres más anecdóticos, no sorprendería demasiado citando a los Klein, Winogrand o Friedlander, y a todos aquellos que liberaron a la fotografía de aquella imagen tan encorsetada. Anteriormente, claro, abracé la fotografía humanista y a la santísima trinidad representada en Cartier Bresson, Robert Doisneau y Eugene Smith y cuando conocí a Catalá Roca ya dejé de buscar fuera. Más tarde llegaron los Ramón Masats, Cualladó, Gerardo Vielba, Pérez Siquier y un poquito después Koldo Chamorro, Cristina García Rodero, García Alix, etc, etc. Mr. Martin Parr llegó después, junto a Nick Wapplington, David Graham, Sternfeld, Nan Goldin, Alex Webb, Gruyaert y tantos otros a los que les debo todo.


¿Cual es tu objetivo?
Realmente, a estas alturas de la película no busco otra cosa que seguir disfrutando de las sensaciones que me produce la fotografía, que me lleve a vivir nuevas experiencias, que propicie el encuentro con personas con las que estar a gusto y que podamos compartir vivencias (y cervezas) en cualquier bar perdido en cualquier ciudad.
Me llaman calle
Me llaman Calle es un proyecto fotográfico centrado en el concepto de ciudad como un gran escenario por el que transitan personajes, historias y narraciones.
Es fascinante observar cómo las ciudades se unifican cuando se las despoja de aquellos elementos que son más representativos y la mirada se centra más en las historias cotidianas que en las arquitecturas extraordinarias. Son sus gentes, los escenarios y las rutinas diarias quienes dan sentido a la ciudad y construyen la esencia de su identidad.
La calle es vida en estado puro: es ritmo y armonía, pero también es caos, abandono y olvido. Huimos de las luces, pero también de las sombras. Ni grandes brillos ni crudas miserias. Nos quedamos con la ciudad de las personas y de las historias, con aquellas intrahistorias de Unamuno que configuran realmente la identidad de un territorio, la identidad de la calle.
















Bío:
Jorge Lens, Vigo, 1967.
Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y doctor por la Universidad de Vigo, Jorge Lens combinó en sus inicios su trabajo diario durante 5 años en el periódico La Voz de Galicia con la fotografía de autor, participando en numerosas exposiciones en Galicia, como Populorum Progressio (Fotobienal de Vigo), Galicia en Foco (Ferrol), Ourense en pé de foto (Ourense), Hoxe mesmo (Sala dos Peiraos, Vigo), Vigor Mortis (Sala Vademecwn, Vigo), Chissst (Sala Ad Hoc, Vigo), O Feito Fotográfico (Museo Marco, Vigo), Street Art, Street Photo (Instituto Camoens, Vigo), etc.
Fuera de Galicia, ha expuesto en diversas muestras colectivas, como en el Spanish Institute (New York), Canal de Isabel II (Madrid), Feria ARCO (Madrid) y en los Centros Culturales de España en Argentina, Paraguay, Perú, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Guatemala y otros países latinoamericanos.
En el año 1997 comienza a ejercer como profesor de fotografía en la Universidad de Vigo -labor que continúa ejerciendo- impartiendo docencia en el Grado de Comunicación Audiovisual y en el Grado de Publicidad y RR.PP, ambos con sede en la Facultad de Comunicación del Campus de Pontevedra. Su tesis doctoral, calificada con sobresaliente cum laude por la Universidad de Vigo, fue merecedora del Primer Premio de Investigación 2003 a la mejor Tesis Doctoral en Humanidades y Ciencias Sociales convocado por la Diputación Provincial de Pontevedra.
Después de unos años desvinculado de la práctica fotográfica, desde el año 2016 retoma la fotografía y comienza a desarrollar un amplio proyecto en el ámbito de la fotografía urbana, City Blues, que lo ha llevado a retratar las grandes capitales europeas, exposición que itineró desde 2018 a través de la red de Centros Culturales de España en Latinoamérica y que fue cancelada debido a la irrupción de la pandemia en marzo de 2020. Con respecto a esta muestra, en el año 2018 ha publicado el catálogo City Blues, la ciudad habitada, donde se recopilan las imágenes de la exposición.
En el año 2019 publica El Bosque de los deseos junto con la escritora Ana B. Gómez, un libro infantil de cuentos ilustrado con fotografías del autor, publicado por la editorial viguesa Lobito Bueno.
En este mismo año (2024) inauguró la exposición Me llaman calle en la galería Sargadelos de Vigo y Esclavos de nuestras sombra en la Asocación Évame Oroza, también en Vigo, donde se establece un diálogo entre las fotografías de Jorge Lens y los versos del escritor Carlos Oroza.
